jueves, 17 de octubre de 2013

Impacto humano en los Ecosistemas Árticos

El ártico está formado por aquellas partes de Norte América, Groenlandia, Islandia, Noruega y Rusia que forman parte del círculo ártico. También incluye el océano Ártico, sobre el cual flota una gran masa de hielo que envuelve el Polo Norte.
Las personas que habitan estas zonas y los científicos que las estudian han notado los siguientes cambios en estos ecosistemas árticos a lo largo de los años:
-          Cada año se derrite más hielo.
-          Hay menos nieve y más aguanieve en invierno.
-          Algunas regiones están ahora pobladas de mosquitos, cuando nunca antes habían tenido.
-          Ciertos arbustos leñosos están multiplicándose en terrenos más cálidos donde antes solo había tundra formada por musgos y líquenes.
-          Algunas especies de pájaros, como el petirrojo, se han trasladado a áreas donde son tan extraños para la gente local que ni siquiera tienen un nombre para ellos en su idioma nativo.



La consecuencia del calentamiento global en el Ártico es que los ecosistemas están cambiando. Por ejemplo, el hielo virgen tiene la capacidad de albergar algas en su parte inferior. La superficie del hielo le da al alga una zona a la que agarrarse y su trasparencia permite que pase la luz del sol, haciendo posible que el alga haga la fotosíntesis. Las algas se tratan de los productores más importantes de los ecosistemas árticos, y un descenso en su población tendría repercusiones en las redes alimentarias que dependen de ellas. Según se derriten los glaciares en el ártico las algas tienen menos superficie a la que agarrarse por lo tanto hay una disminución de alimento para el siguiente nivel trófico, y a raíz de eso, incluso depredadores del último nivel como los osos polares, son afectados.


A medida que aumentan las temperaturas, los hábitats de organismos de climas más cálidos se van extendiendo hacia el norte. Es así como los mosquitos o los petirrojos han llegado a  partes del ártico donde antes eran desconocidos. Se teme que al entrar nuevas especies en estos ecosistemas, también entren nuevos patógenos. En último lugar, residuos que antes estaban congelados en la tundra se están descongelando y comenzarán a descomponerse, produciendo aún más dióxido de carbono y metano a la atmósfera.
















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